Como es bien sabido el Tui Shou o “empuje de manos” forma parte del entrenamiento del Taijiquan desde sus orígenes, independientemente de la escuela o estilo que se practique. De hecho, todos los textos antiguos sobre este arte hacen referencia explícita a dicha área de la práctica, cuando no se centran directamente en ella.
Sin embargo, es relativamente común en la actualidad, encontrarse con practicantes avanzados, e incluso instructores, que no sólo no practican, si no que desconocen los aspectos más básicos del empuje de manos. Curioso resulta que cuando se les pregunta acerca del por qué, la respuesta más común es: “No, a mí la parte marcial no me interesa”.
Dejando de lado el menosprecio por el aspecto marcial en sí (tema que trataremos en otra ocasión), el circunscribir el Tui Shou a esta área es un error conceptual importante. El Taijiquan es un todo integrado, en el cual cada parte refuerza y refleja al resto, por lo cual cualquier subdivisión de su práctica que se efectúe (qigong, forma, tui shou, meditación, etc.) debe necesariamente contemplar todas las finalidades de la misma (terapéutica, marcial, espiritual, etc.). Si bien es cierto que el trabajo marcial del Taijiquan comienza con el Tui Shou, no es menos cierto que los restantes aspectos del arte también se expresan en el mismo.

Tui Shou, interacción dinámica entre Yin y Yang
Más allá de ésto, el empuje de manos tiene algunas características que lo hacen sumamente útil (por no decir insustituible) como ayuda para la profundización de la práctica.
Por muy autocrítico que uno sea, su capacidad de auto-observación siempre es limitada y subjetiva. Muchas veces cometemos errores que, por estar muy arraigados o por ser muy sutiles, no podemos percibir por nosotros mismos y que incluso las indicaciones orales de quien nos enseña no logran que tomemos conciencia de ellos. Cuando “cruzamos manos” con un compañero, éste nos sirve de espejo. Su acción física directa sobre nuestro cuerpo nos muestra las falencias de nuestra práctica, incluso aquellas que no son notorias exteriormente. El trabajo del Tui Shou pone de manifiesto nuestras rigideces, durezas, excesos, deficiencias, desequilibrios, etc., sin lugar a dudas ni a interpretaciones ambiguas. Si, por ejemplo, cuando hago empuje de manos mi postura es inestable, también es inestable cuando practico en solitario, por muy equilibrado y armónico que me sienta.
Por otra parte, el Taijiquan es una disciplina que se debe aplicar a la vida cotidiana. Restringirla al ámbito de una clase es desperdiciar sus abundantes virtudes en vana autocomplacencia. No me refiero con esto tan sólo a que se deba practicar la forma o ejercicios de Qigong con asiduidad (lo que es bueno), ni mucho menos a la eventualidad de usar una técnica como defensa personal, si no al fin último (o quizás penúltimo) de este arte: incorporar los principios de Taiji al hacer cotidiano y fluir por la vida de un modo natural y armonioso.
Las dificultades para esto suelen hacerse notorias en el relacionamiento con los demás. O sea, sentirse armónico estando uno sólo, tranquilo y sin nadie que lo moleste es relativamente fácil, mantener ese estado al interactuar con amigos, parientes, vecinos, jefes, compañeros de trabajo, guardas y choferes, etc., sumamente difícil.
El Tui Shou nos propone un modelo de interacción “dosificada” con el otro, un intercambio establecido con pautas claras y sencillas donde comenzar a aplicar los principios de Taijiquan. Se genera, por así decirlo, una versión simplificada de las relaciones humanas donde puede verse con mayor claridad nuestras dificultades de interacción. Y repito, no hay lugar para segundas interpretaciones ni peros, lo que se muestra es porque está.
Si Ud. es de los que se sienten incómodos al practicar empuje de manos, pregúntese: ¿por qué?

Maestro Zheng Man Qing «desenraizando» a un oponente
¿Por qué me pone incómodo interactuar con un compañero? ¿Por qué, si me siento sumamente relajado al practicar sólo, basta que alguien se ponga frente a mí para que todo mi cuerpo se tense? ¿Por qué si siento que mi postura es firme y enraizada, cualquiera puede desequilibrarme sin dificultad? ¿Por qué una acción tan simple e inofensiva como un suave empuje (realizado por un compañero con quien tengo cierta confianza y que no pretende lastimarme) la siento como un ataque o un peligro? O a la inversa, ¿por qué alguien que parece sumamente suave y amable, al practicar Tui Shou se torna brusco y torpe y hace uso de una fuerza desmedida?
Estas son sólo algunos ejemplos de las cosas que pueden verse comúnmente en la práctica de empuje de manos. Allí suelen quedar al descubierto no sólo nuestros errores técnicos, si no también nuestras personalidades, nuestra coraza caracteriológica y nuestras “aristas internas”. El Tui Shou bien entendido puede ser una magnífica herramienta de autoconocimiento, sólo se necesita sinceridad al practicarlo y una mínima capacidad de autocrítica.
Finalmente, me permito hacer algunas recomendaciones a quienes estén comenzando a incursionar en esta maravillosa disciplina o deseen hacerlo:
- No se preocupen por “ganar” o “perder”. Si bien el objetivo del Tui Shou es desequilibrar al contrario sin que él me desequilibre, su fin último es incorporar los principios del Taijiquan. El ansia por vencer nos aleja de ese objetivo. Recuerden, siempre es preferible ser derrotado habiendo usado una técnica correcta, que vencer usando una técnica deficiente.
- No se desanimen si al principio son derribados fácilmente. Siempre es bueno invertir en pérdidas, osea, tratar de aprender de nuestras derrotas más que de nuestras victorias. Cada vez que mi oponente me saca de centro, me está mostrando algo a corregir, por lo que debería alegrarme.
- Traten de trasladar lo aprendido en la práctica en solitario al Tui Shou y viceversa. Recuerden que son distintas facetas de un todo, necesariamente están integradas.
- Cada compañero es distinto. Practiquen con todos los que puedan, sobre todo con quienes los superen en experiencia, de ellos es de quienes se aprende más.
- Ante las dificultades que puedan surgir en la práctica, nunca busquen la responsabilidad en el otro. Si mi Taijiquan fuera perfecto tendría que poder lidiar con cualquiera sin problemas, por más bruto, grande, rápido, fuerte u obtuso que fuera, así que traten de mejorar ustedes (esto es algo que vale la pena tratar de aplicar en todos los ámbitos de la vida).
- Por sobre todo, diviértanse. Si se preocupan se tensarán, no lo duden. Tómenlo de un modo lúdico y verán como todo fluye de una mejor forma.
Leonardo Ratto
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